"Quiero que todos los diputados y diputadas sepan que vuelvo para prestar todos los esclarecimientos necesarios" ante la Comisión de Etica y el tribunal interno de la Cámara que juzga varias de las denuncias, declaró Dirceu.

"No tengo nada que esconder, en mi vida siempre fui una persona pública, incluso cuando luchaba armas en mano en la clandestinidad", añadió Dirceu, que en 1968 estuvo preso y vivió varios años en Cuba antes de regresar a Brasil clandestinamente.

El diputado del conservador Partido Progresista (PP), Jair Bolsonaro, un militar retirado, lo interrumpió gritándole: "¡Terrorista! ¡Terrorista!", provocando una reacción de un centenar de militantes del oficialista Partido de los Trabajadores (PT, izquierda) en las galerías, que lo trataron de "fascista" y vociferaron "¡Brasil es el PT! ¡El PT es Brasil!".

Al retirarse del hemiciclo, los ánimos estaban caldeados y hubo un forcejeo entre los diputados.

"No queremos un juicio para la destitución, pero sí cocinarlo a fuego lento para que llegue con un 15 por ciento de popularidad a las elecciones" presidenciales del año próximo, dijo el senador del derechista Partido del Frente Liberal (PFL), Agripino Maia, en alusión a Lula, cuando arreciaban las denuncias contra Dirceu.

En medio del escándalo, el ex presidente Fernando Henrique Cardoso, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSBD), dijo que Lula "más que un líder parece simplemente un símbolo" de una izquierda que no ha sabido dar respuestas a los problemas del país.