El movimiento universitario acarrea una gran tradición histórica, que en algunos casos se mal expresa en la incapacidad de sus lideres de rediseñar las conversaciones que guían el norte del movimiento estudiantil. En la mayoría de los casos esa es la razón por la cual vemos a nuestras universidades sumidas en una profunda desilusión colectiva, con un movimiento desgastado y pegado en un solo foco, con muy poca fe en las organizaciones estudiantiles, y que a su interior están llenas de peleas y divisiones que no convocan a nadie mas que a sus provocadores y eternos dirigentes.
Una sensación generalizada de desconfianza y desapego con lo que nos pasa como estudiantes, una postura que frente al desgaste de las organizaciones que nos representan, prefiero dedicarme a mi carrera y salir rápido de este mal necesirario que se llama universidad. Vemos estudiantes sin cariño por su universidad, sin ese orgullo necesario de agradecimiento que nos hace ponernos la camiseta por la universidad a la cual pertenecemos. Sin vivirnos la universidad como una etapa de oportunidad y apertura de horizontes para nuestras vidas, siendo fieles representantes de la desapropiación común que vive nuestro país.
En ese contexto aparece la oportunidad de hacerse cargo de esta desazón, poniendo nuevos focos convocadores, no de conflictos, sino convocadores de corazones, que antes vivían en la desilusión y la queja. El movimiento universitario tiene la urgencia de desatar Nuevos Nortes Provocadores, el primero de ellos es repensar el significado de la Universidad en el Chile moderno, entendiéndola como un espacio al servicio del desarrollo del país:
1.- Un espacio de conexión con el mundo productivo, con las nuevas oportunidades de Chile en el mundo global. Conectado con los cambios del mundo del trabajo y sus repercusiones en el diseño de los profesionales.
2.- Un espacio de humanización de los valores colectivos, representante de los valores que nos hacen sentir orgulloso de ser chilenos.
3.- Un espacio abierto al desarrollo de lo nuestro, de las Artes, las Ciencias y las Humanidades. A la vanguardia de lo que nos da glamour e identidad.
En fin entender a la universidad como un espacio de invención, pero que esto se hace con un mínimo de amor a la patria.
El segundo Norte que veo para el movimiento universitario, es preguntarnos hacia donde debe tender la Educación Universitaria.
¿Educación que tienda a carreras cortas?
¿Educación que facilite postgrados?
¿Educación que tienda a la especialización y a los nichos?
¿Educación que tienda al rediseño profesional?
Educación de excelencia debe ser el principal foco del movimiento universitario, ya que es sin duda la preocupación principal de los estudiantes, por recibir una educación que los prepare para los cambios en el mundo del trabajo y no la sensación que tienen muchos egresados, de que la gran cantidad de lo que aprendieron en la universidad no les ha servido para sus actuales trabajos, es decir profesiones desfasadas.
En definitiva, Devolverle el significado a la Universidad y Educación de excelencia debe ser el Norte de los estudiantes organizados, desatando una conversación mucha mas amplia que solo entre estudiantes, incorporando a Académicos, Empresarios, Artistas, Intelectuales, Políticos y personalidades fuera de Chile.
El movimiento universitario necesita de lideres que guíen este Norte, que introduzcan estas conversaciones en otros lideres estudiantiles y también a las autoridades universitarias, generando un proyecto de universidad. Les propongo mas adelante estudiemos a los actores de este proyecto, según el norte que ya he declarado.
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