
Soy de aquellos que aun no nacían cuando en Chile ocurrió el quiebre institucional. No pretendo con este articulo dar sermones a nadie, solo poner una interpretación que tome una tradición del pasado y sea capaz de abrir futuro. Por lo que le pido a los lectores que no nos quedemos entrampados en las interpretaciones históricas.
La figura del Presidente Allende, para muchos como yo, corresponde al fracaso político y estratégico de un Gobierno, pero también corresponde al éxito histórico. Fracaso político porque todos sabemos en lo que desemboco, pero un trascendente éxito histórico porque entrego al infinito una LECCIÓN ÉTICA, de esas que no se olvidan fácilmente. En cambio otros al poco andar de la historia han quedado como verdaderos villanos.
Esta lección ética por supuesto que no corresponde solo a su decisión entre la vida y la muerte, sino que expresa una profunda tradición que encarnaban muchos miembros de la Unidad Popular, que se venia expresando desde mucho antes.
Lección ética que se expresaba en la más profunda lealtad consigo mismo y con otros, entendiendo la dignidad como la coherencia de su ser en el mundo. Donde se era miembro de una causa, hoy se estaba aquí y mañana halla si así fuese necesario. Donde aquellos que sus mezquinos intereses desenfocaran la promesa de servir fielmente a la patria, les iba muy mal.
Aquellos que hoy se denominan "más progresistas que otros", como el señor Girardi y el señor Bitar en el PPD, son precisamente aquellos que se han olvidado la lección ética del Presidente Allende. Que progresismo heredado de Allende, puede entender la lógica de los partidos como maquinas repartidoras de cargos, y por ende, de elecciones aseguradas. De abusos y amedrentamientos a los militantes.
La izquierda Chilena cuenta con aquella lección histórica. Lección que no cuenta la derecha. Y aun así aquellos "progresistas" han olvidado aquel llamado al infinito, o como él mismo denominara: "aquella semilla que sembramos en la conciencia de miles de Chilenos".
Aquellos estilo de hacer política solo prostituyen dicha lección, y entiéndase que con esto no estoy diciendo que los estilos de hacer política no deben evolucionar, sino todo lo contrario. La figura del presidente Allende no merece desembocar en un “progresismo ligth, chato y farandulero”.
Las elecciones del PPD no pueden ser ganadas por los mismos de siempre. El PPD nació ayer para decirle NO a la dictadura, y hoy debe decirle NO al clientelismo, a las maquinas, a la política en familia(no en figurativo), a la antidemocracia partidaria, al mediatismo barato.
Señores, aquellos que entendemos que esa lección ética no puede ser manoseada por aquellos que se dicen militar en un partido por la democracia y sin embargo hace rato dejaron de tener el derecho de llamarse así. No podemos dejar que esta elección sea tan fácil para ellos, es por eso que reconozco y valoro la iniciativa del
Senador Fernando Flores de ser candidato sin posibilidad de acuerdo, ya que pretende rescatar y conservar la ética partidista de aquellos años, para dejarle camino abierto a la política de futuro. La sorpresas vendrán, porque nunca se olviden que a la luz de la historia aquellos son los que tienen el verdadero éxito.
Finalmente decirles que en estas elecciones esta en juego un claro llamado para las nuevas generaciones: cambiamos a los militares por los esta clase de “demócratas”, sin embargo no somos capaces de transformar aquellas practicas heredadas de la dictadura devastadoras para la democracia. Eso es decirles a los jóvenes que no se metan en política, porque aquí no hay espacio para la buena gente, para la gente que desea mantener esa lealtad consigo mismo y los otros.
Dejémonos de contradicciones, y saquemos a Flores presidente del PPD.